La crisis financiera internacional también tendrá sus costes desde el punto de vista ambiental. Si hasta ahora había alguien que pensaba que la reducción de recursos traería aparejado consigo una mejor gestión del medio, se empieza a demostrar que esto no es así. No, al menos en el terreno energético. Para empezar, los gobiernos se proponen prolongar la vida a las centrales nucleares con el objeto de asegurarse un suministro eléctrico más barato que mediante el uso de las energías renovables. El Gobierno de la cancillera alemana, Angela Merkel, ha abierto la primera el fuego al decidir extender la vida útil de sus plantas de energía nuclear en ocho años para sus instalaciones más antiguas y en 14 las más nuevas, dijo el domingo el ministro de Medio Ambiente, Norbert Roettgen. La cuestión es especialmente significativa ya que Alemania era un país adelantado en la decisión de renunciar a la energía atómica
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